LAS BRAZALERAS ALBERCANAS

LAS BRAZALERAS
Son las brazaleras esos racimos de cadenas de plata, de longitud variable, las cuales cuelgan del ojal que lleva el jubón a la altura de las axilas, pueden sujetarse con una muletilla, una anilla o una cinta. La mayoría de esas cadena están conformadas por eslabones dobles, de los que llamamos de ochos, en menor número aparecen otro tipo de cadenas idénticas a las que observamos en los dijeros de los niños. De todas ellas penden amuletos, relicarios, medallas y otros colgantes tan notorios como los de índole utilitaria. Algunas brazaleras están formadas, solo, por elementos paganos y útiles y en otras aparecen combinados con elementos religiosos.
Lorenzo González Iglesias les atribuye un origen que parece muy acertado, en su libro "El protocolo del amor serrano", se refiere a ellas como un crecido número de cadenillas de oro y plata y así evidencia su raíz:
"De unos corchetes u ojales practicados en la parte anterior de la axila, colgaban
las brazaleras, creciente número de oro y plata sosteniendo medallas, amuletos, y
figuras, adorno que tiene su origen en las cadena de amuletos y medallas con que las
mujeres sostenían cómodamente el uso". (1942:41)
En estas cadenas que desde el hombro sujetaban el uso o la rueca de las que habla González Iglesias, o que colgaban de a cintura, también llevaban herramientas básicas de costura como tijeras, punzones para ojales o alfileteros a los que acompañaban otras piezas para el cuidado personal como pomas de olor, mondadientes, limpia oídos, perfumadores asociados seguramente a joyas utensilio como los bernegales, o los cubiertos; es pues acertado pensar que este sea el origen de una de las brazaleras.
En el libro "Tejer y vestir, desde ela antigüedad hasta el islam" editado por Manuela Marín (CSIC) en el capítulo -Joyas para la mujer- escrito por Antonio Cea y Pilar García Mutón hacen referencia a este tipo utilitario de joyería y dicen:
"Las brazaleras , conocidas también como colganderas, son un manojo de cadenillas de
plata o de metal que se atan a las mangas del jubón femenino a la altura de las
axilas, cayendo en ocasiones hasta el borde de los manteos o las sayas. Sujetan todo
tipo de medallas, relicarios, cruces y joyas utensilio, bernegales, escarbadientes,
cuchara y tenedor, conocidos estos últimos elementos como el macho y la hembra. En
algún cao pueden colgar también del ceñidor.(2001:345)
Puesto que en estas cadenas aparecen pinjantes tales como esquilas, cascabeleras, sonajeros, chupadores además delos clásicos dijes protectores, higa, tasugo, castaña, se puede admitir con acierto que dada su semejanza al cinturón de amuletos con el que se ceñía a los niños a fin e protegerlos de todos los males, y puesto que se les supone la misma finalidad, es con seguridad que este sea el origen de la otra brazalera.
En cuanto a los relicarios, medallas, cruces y otros símbolos religiosos que también aparecen colgando de las brazaleras, no es posible precisar en que momento se mezclan con los variados amuletos y útiles, y puesto que es factible encontrar colgantes religiosos en ambas brazaleras se puede sospechar o que son un añadido por comodidad al ser mas fácil colocarlos en las cadenas que desmontar una collarada para insertarlos en ellas, o bien que fueran incorporándose a la brazalera como elementos decorativos.
Nieves de Hoyos Sancho en sus apuntes sobre las brazaleras a las que describe en "La orfebrería popular española, Las brazaleras albercanas" comenta sobre este punto:
"Aunque no faltan las cruces y crucifijos, no son parte esencial de las brazaleras
por serlo precisamente de los collares para que queden en un lugar preferente y
central, y no lateral como corresponde a las brazaleras. (Porto 1959:404)
Las brazalera como cadenas que cuelgan desde el jubón pueden ser exclusivas de las vistas albercanas, pero este tip de cadenas también aparecen en trajes de gala españoles donde se ven colgadas del ceñidor a la cintura.
Así lo cuenta carlos del Peso en su libro "El avío serrano: el traje de rabo":
" Dentro del variopinto grupo se encuentra el cajón de sastre donde conviven
amuletos con pequeñas herramientas generalmente de aseo uso personal, incluso
figuras zoomorfas, ascendidas a categoría de joya. Gustó la barraqueña, como toda
mujer de pueblo allá por el XVIII, protegerse con toda suerte de adminículos donde
igual se ensartaba una medalla de una virgen milagrera como entrechocaban las higas
de cristal y azabache entre el coral y la castaña de indias arañada por la zarpa de
la gran bestia o sonaban la esquililla para el ahuyento de brujas. No sabemos si
tantos amuletos con cadenilla, ensartado en plata como en el traje de vistas de las
brazaleras colgadas de las axilas o bien se lucirían en un ceñidor de mujer o
lucirían solas entre el joyero de la pechera serrana.(2017:123)
Sobre este tipo de cadenas, en 1791 Carlos Fernández Posadas en un escrito sobre la mujer ibicenca que recoge Jaume Escandell dice que por lo general estas mujeres solían vestir un tocado finísimo ,muchas joias al cuello, sartas de corales que cubren el pecho, un cinto con llaves de plata pendientes de una larga cadena..
También refiriéndose a las mujeres de Ibiza escribe Mª Lena Matéu en su libro " La joyeria Ibicenca":
"El Clauer es un conjunto de plata formado por llaves, joies, enenfilalls,
cadenillas y cinturón, que las mujeres llevaban en el lado izquierdo de la cintura y
que colgaba, aproximadamente, hasta la rodilla. Lo llevaban precisamente sobre el
vestido denominado "de Clauer".(1984:93)
la práctica de llevar los artículos necesarios en la cintura, exixstió en diferentes culturas tanto orientales como occidentales. En Europa tenemos la Châtelaine, complemento victoriano con gran auge en el siglo XVII y XVIII, aunque la utilización de cadenas para llevar consigo objetos útiles se remonte a La Francia medieval. En España la palabra se traduce literalmente como castellana, y se refiere a un corchete atado al a cintura con una serie de cadenas de suspensión de las que colgaban útiles básicos del hogar, como llaves tijeras, dedal, agujas para costura o reloj. Con el tiempo fueron incorporándose otros elementos decorativos como cruces, corazones o imágenes, al igual que posiblemente ocurriera en las brazaleras albercanas, llegando a popularizarse tanto que pasaron a ser un elemento decorativo.
En nuestro taller hemos optado por diferenciar ambas brazaleras con el fin de mantener lo que nos parece su expresión mas coherente, definiendo una de ellas como la portadora de piezas de usar, dejando para la otra las cualidades protectoras, brujeriles y mágicas que se le suponen a los amuletos y talismanes que las componen, reduciendo en ambas el número de piezas de carácter religioso.
EL ORIVE Y LAS VISTA
COMPARATIVA
Chema Méndez