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A los niños en su primera infancia, cuando eran indefensos, propensos a enfermedades, a amenazas y otras brujerías, se les trataba de proteger de todas formas posibles. Para ello se les ponía en la cintura un fajero de cinta o un cinturón de cadena de los cales colgaban otras cadenas que remataban en todo tipo de elementos generalmente engastados en plata, fueran religiosos o profanos.
Forman parte de estos dijeros piezas tales como medalla, cruces, relicarios, sonajeros, chupadores, librillos con escrituras religiosas, evangelios, peces articulados, figuras de tela, puntas de cuernos,dientes de animal, ramas de coral, zarpas de animales, pomas de olor, sonajeros, cascabeles, esquilillas, higas, orejuelas de mar, cipreas, caracoles marinos, castañas de indias, semillas varias, etc.
Actualmente en nuestro taller seguimos reproduciendo estas cintas de bautizar con todo detalle.